martes, 31 de julio de 2007

Todo a su tiempo

Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a su casa para poder ver a la mariposa cuando saliera de él.

Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por hacerlo más grande u poder salir.

El hombre vio que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento.

Pareció que se había atascado.

Entonces, el buen hombre decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del agujero para hacerlo más grande, de manera que la mariposa pudiera salir del capullo.

Sin embargo, al salir, ella tenía un cuerpo muy hinchado y las alas pequeñas y dobladas.

El hombre esperaba que las alas se desdoblaran y que el cuerpo se contrajera al reducir lo hinchado que estaba, pero no sucedió ninguna de las dos situaciones y la mariposa solamente pudo arrastrarse en círculos, con su cuerpecito hinchado y las alas dobladas.

Nunca pudo llegar a volar.

Lo que el hombre, en su bondad, no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza enviaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

Obtener la libertad y poder volar era algo que solamente podía llegar después de la lucha.

Algunas veces lo que necesitamos en la vida es la lucha.

Si pidiésemos progresar sin obstáculos, nos convertíamos en inválidos, no podríamos crecer.

Cuántas veces hemos querido tomar el camino fácil para salir de dificultades, tratando de usar “tijeras”, para recortar el esfuerzo que nos conducirá al éxito.

Así como el oro es refinado con el fuego, sólo a través de nuestros esfuerzos y caídas saldremos fortalecidos.

lunes, 30 de julio de 2007

La crisis, la zorra y los peces

Cuenta la leyenda* que al crear Dios a los animales, le dio jurisdicción sobre todos ellos al Ángel de la Muerte, pero que para que fuera efectiva, el ángel debía tirar al mar a un ejemplar de cada criatura.

El ángel comenzó a hacerlo, y al ver esto la zorra comenzó a llorar.
- ¿Por qué lloras?, preguntó el ángel.
- Lloro por mi compañero que tiraste al mar.
- ¿Dónde está tu compañero?, volvió a preguntar el ángel.

La zorra se aproximó a la orilla, y al ver la imagen de ésta reflejada en el agua, el ángel pensó que esa era la que había tirado, y así la zorra pudo escapar.

Un año después Leviatán, el señor del mar, reunió a todos sus súbditos y vio que faltaba la zorra. Al pedir explicaciones, le contaron lo que había pasado y sintió una fuerte envidia por la astucia de la zorra. Mandó entonces a los peces a que la trajeran delante suyo.

Al encontrarla, los peces comenzaron a alabar su inmensa inteligencia hasta que la convencieron de acompañarlos al fondo del mar. Pronto la zorra se arrepintió, y trató de salvarse:
- Díganme la verdad – dijo – ¿para qué me trajeron?
- Nuestro amo, Leviatán, siente envidia de tu inteligencia y quiere arrancarte el corazón y devorarlo, para volverse tan sabio como tú.
- ¿Por qué no me lo dijisteis antes – respondió la zorra – hubiera traído mi corazón y Leviatán se los hubiera agradecido, pero ahora estáis en apuros. Es una costumbre entre las zorras dejar su corazón en el lugar donde vivimos, vamos de acá para allá sin él y sólo lo tomamos cuando lo necesitamos.

Aterrados de pensar en no poder cumplir con su misión, los peces llevaron de vuelta a la zorra a tierra firme para que buscara su corazón. Antes de escapar de ellos para siempre, la zorra les dijo:
- ¡Tontos!, ¿existe acaso en el mundo alguna criatura que pueda existir sin corazón?

Al ver esta escena, el Angel de la Muerte decidió desmentir a la zorra, y pidió a Dios que creara una criatura que pudiera vivir sin corazón.

- ¡Sea! – dijo Dios (que por algo era Dios) – crearé una criatura capaz de vivir sin corazón, pero también será capaz de arrancarse un pedazo del suyo para dárselo a quien lo perdió. Y sólo él podrá decidir cuál de esos caminos tomará.
Y creó al hombre.

Moraleja (a falta de respuestas, siempre hay una moraleja !!):
Existen los Leviatanes que devoran los corazones ajenos.
Están quienes pasan por la vida sin corazón.
Y están quienes se arrancan un pedazo del suyo para dárselo a quienes lo perdieron.
Y la decisión – dijo Dios – les pertenece.

* Adaptado del Midrash

Definición de Midrash: http://es.wikipedia.org/wiki/Midrash

viernes, 27 de julio de 2007

Asamblea en la carpintería

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
- Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

jueves, 26 de julio de 2007

Las cuatro esposas

Había una vez un rey que tenia cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.

También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él.
Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si él se fijaba en ella.

Un día, el rey enfermo y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: "Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo".

Así que le pregunto a su cuarta esposa:
- Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
- ¡Ni pensarlo! -Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras.
Su respuesta penetro en su corazón como un cuchillo filoso.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa:
- Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
- ¡No! -Contestó su tercera esposa- ¡La vida es demasiado buena! Cuándo mueras, pienso volverme a casar.
Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frió.

Entonces preguntó a su segunda esposa:
- Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
- Lo siento, no puedo ayudarte esta vez -Contestó la segunda esposa- Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte.
Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz:
- Me iré contigo y te seguiré dondequiera tus vayas.
El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición.
Profundamente afectado, el monarca dijo:
- Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo.

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.

Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego.
Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará doquiera que vayamos.
Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora! es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo.
¡Déjala brillar!

miércoles, 25 de julio de 2007

¿Es Usted valiente con sus fantasmas?

Alonso sentía que su corazón se aceleraba ante las ofensas. ¿Por qué le llamaban cobarde?...

Ansiaba romperles la nariz a todos ellos. En aquella taberna sevillana de mediados del siglo XIX, el vino caldeaba los ánimos de los jóvenes que discutían sobre cualquier tema hasta pasada la media noche. Pero el llamarle “cobarde”, era algo que lo sacaba de quicio. Decidió encararse con ellos.
- ¡Demostradme que soy cobarde, o pedidme disculpas!
- Bueno -contestó uno de ellos- demuestra tú que eres valiente. Toma mi puñal con empuñadura de plata, ve al cementerio y clávalo en la tierra de la tumba de tu abuelo. Mañana todos comprobaremos tu hazaña.

Alonso salió con decisión y aunque la noche era tibia, la sintió fría. Se abrigó con la gruesa capa que su madre había cosido a mano para él. Sintió frío a pesar de ello. Entró en el camposanto y escuchó las doce campanadas de la media noche. Corriendo llegó a la tumba del abuelo.
Siempre le había temido. Aún estando vivo sentía casi horror en su presencia. Ahora muerto, sentía más que temor, pánico con la sola idea de verle de nuevo. Nerviosamente sacó el puñal. Con gesto rápido, mientras miraba hacia atrás, clavó hasta la empuñadura el arma en el suelo.
Tembloroso, sudando frío, se levantó y se abrigó fuertemente con la capa. Al empezar a caminar no pudo dar ni un paso. Sintió claramente como lo sujetaban con firmeza por la espalda. Horrorizado no se atrevió a mirar hacia atrás. Presentía que el abuelo estaba allí para castigar su osadía.
Cayó de rodillas, tembloroso, implorando clemencia. Su corazón se aceleró incontenible y sintió que se le nublaba la vista. Cuando los amigos llegaron por la mañana lo encontraron muerto, aferrado a la capa que lo cubría y cuyo extremo había quedado atravesado por el puñal clavado en tierra. ¡Esto era lo que lo había sujetado!

¿Es posible que algo así nos esté ocurriendo a nosotros? En lugar de mirar con valentía nuestros problemas, cerramos los ojos, desbocamos la mente e imaginamos fantasmas que nos detienen, y que en realidad pudieran ser cosas que debemos remover.
LO NEGATIVO: Rehuir el enfrentarnos a los problemas. Crear nuestros fantasmas y luego rendirnos a ellos, sin luchar.
LO POSITIVO: Mirar de frente las situaciones de la vida, caminar removiendo lo que nos detenga.

martes, 24 de julio de 2007

Oye todos los sonidos

Oye todos los sonidos que puedas detectar a tu alrededor.
¿Puedes oírlos todos? ¿Sonidos altos, sonidos bajos, el sonido de la voz? ¿Sabes lo que sucede cuando haces eso?
Entras en tus sentidos, y es allí donde está la experiencia. Allí no hay abstracciones, no hay ideas.
Mira lo que estás mirando, escucha lo que estás escuchando, toca lo que estás tocando, siente lo que estás sintiendo.

Un famoso gurú se iluminó. Sus discípulos le preguntaban:
- Maestro ¿qué consiguió como resultado de su iluminación?

El hombre respondió:
- Bien, voy a contarles lo que ella me dio: cuando como como; cuando miro, miro; cuando escucho, escucho. Eso fue lo que ella me dio.

Los discípulos replicaron:
- ¡Pero todo el mundo hace eso!

Y el maestro se rió a carcajadas.
- ¿Todo el mundo hace eso? ¡Entonces todo el mundo debe estar iluminado!

Autor: Anthony de Mello

viernes, 20 de julio de 2007

El hombre, su caballo y su perro

Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaba cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición...).

La carretera era muy larga, colina arriba, el sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde manaba agua cristalina.

El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada.
- Buenos días.
- Buenos días - Respondió el guardián.-
- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
- Esto es el Cielo.
- Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos.
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed...
- Lo siento mucho, dijo el guardián pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo; dio las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puertecita vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
- Buenos días - dijo el caminante.
- El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
- Tenemos mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente entre aquellas rocas - dijo el hombre, indicando el lugar.
- Podéis beber tanta agua como queráis.
- El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
- El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
- Podéis volver siempre que queráis. Le respondió
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar?
- Cielo.
- ¿El Cielo?
- Sí.
- Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo
- Aquello no es el Cielo, es el Infierno, contestó el guardián.
- El caminante quedó perplejo.
- ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe de provocar grandes confusiones!
- ¡De ninguna manera! En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...

jueves, 19 de julio de 2007

El perrito, la pantera y el mono

Un señor va de cacería al África y se lleva a su perrito para no sentirse solo en ese lugar.
Un día, ya en la expedición, el perrito, correteando tras unas mariposas se aleja del grupo, se extravía y comienza a vagar solo por la selva.
En eso que ve a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera. Al ver que la pantera se lo va a devorar, piensa rápido qué hacer. Viendo un montón de huesos de un animal muerto, empieza a mordisquearlos.
Entonces, cuando la pantera está a punto de atacarlo, El perrito dice:
- ¡Ah!, ¡qué rica pantera me acabo de comer!
La pantera lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira y sale despavorida pensando: ¡Quien sabe qué animal será ese, no me vaya a comer a mí también!
Un mono que andaba trepando en un árbol cercano y que había visto y oído la escena sale corriendo tras la pantera para contarle cómo la engañó el perrito:
- Cómo serás de estúpida. Esos huesos ya estaban ahí, además es un simple perro.
El perrito alcanza a darse cuenta de la putada que le hace el mono. Después que el mono le contó a la pantera la historia de lo que vio,
Ésta última muy brava le dice al mono:
- ¡Súbete a mi espalda, vamos donde ese perro a ver quién se come a quién!
Y salen corriendo a buscar al perrito. El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera, y esta vez con el mono chismoso.
- ¿¿Y ahora qué hago??, piensa, todo asustado el perrito.
Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la espalda como si no los hubiera visto, y en cuanto la pantera está a punto de atacarlo de nuevo, el perrito dice:
- ¡Este mono hijo de puta!, hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no aparece.

Moraleja: "En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento".
Procura ser imaginativo como el perro, evita ser estúpido como la pantera, pero nunca seas tan hijo de puta como el MONO.

miércoles, 18 de julio de 2007

Fabricantes de etiquetas

La vida es como una botella de buen vino. Algunos se contentan con leer la etiqueta. Otros prefieren probar su contenido.

En cierta ocasión mostró Buda una flor a sus discípulos y les pidió que dijeran algo acerca de ella.
Ellos estuvieron un rato contemplándola en silencio.
Uno pronunció una conferencia filosófica sobre la flor. Otro creó un poema. Otro ideó una parábola. Todos tratando de quedar por encima de los demás.

¡Fabricantes de etiquetas!

Mahakashyap miró la flor, sonrió y no dijo nada. Sólo él la había visto.

¡Si tan sólo pudiera probar un pájaro, una flor, un árbol, un rostro humano... ! Pero ¡ay! ¡No tengo tiempo!
Estoy demasiado ocupado en aprender a descifrar etiquetas y en producir las mías propias. Pero ni siquiera una vez he sido capaz de embriagarme con el vino.

Autor: Anthony de Mello

martes, 17 de julio de 2007

El rompecabezas

Un científico vivía preocupado con los problemas del mundo y estaba resuelto a encontrar medios de disminuirlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, intentó hacer que el hijo fuese a jugar en otro sitio. Viendo que sería imposible sacarlo de allí, el padre procuró algo que pudiese ser ofrecido al hijo con el objetivo de distraer su atención. De repente tomó un mapa del mundo de una revista, y con una tijera, recortó el mapa en muchos pedazos y, junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entregó al hijo diciendo:

- ¿A ti te gustan los rompecabezas? Entonces voy a darte el mundo para arreglar. Aquí esta el mundo todo roto. ¡Mira si puedes arreglarlo bien! Hazlo todo solo. Calculó que al niño le llevaría días para recomponer el mapa.

Algunas horas, después, oyó la voz del hijo que le llamaba calmamente:
- Padre, padre, ya he hecho todo. ¡Conseguí terminar todo!

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo. Sería imposible en su edad haber conseguido recomponer un mapa que jamás había visto. Entonces, el científico levantó los ojos de sus anotaciones, seguro de que vería un trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en los debidos sitios.
¿Cómo sería posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

- Tú no sabías como era el mundo, hijo mío, cómo lo conseguiste?
- Padre, yo no sabía como era el mundo, pero cuando tú quitaste el papel de la revista para recortar, yo vi que del otro lado había la figura de un hombre. Cuando tú me diste el mundo para arreglar, yo intenté pero no lo conseguí. Fue entonces que me acorde del hombre, di la vuelta a los recortes y empecé a arreglar al hombre que yo sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di la vuelta a la hoja y encontré que había arreglado el Mundo.

Ciertas veces los problemas nos abruman, no sabemos como reaccionar ante situaciones que parecen irresolubles, ante imprevistos que a simple vista nos será muy difícil conjurar y nos rendimos tal vez sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo. Tal vez la solución esta tan cerca que nos parece tan lejana, tal vez con solamente dar vuelta la pagina, podamos resolver complicaciones que parecen no tener respuesta.

lunes, 16 de julio de 2007

Las tres pipas

Una vez un miembro de la tribu se presento furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente. ¡Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad!...

El jefe lo escuchó atentamente y luego le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero antes de hacerlo llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo.

El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol.

Tardó una hora en terminar la pipa. Luego sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado mejor, que era excesivo matar a su enemigo pero que si le daría una paliza memorable para que nunca se olvidara de la ofensa.

Nuevamente el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar.

También esta vez el hombre cumplió su encargo y gasto media hora meditando. Después le pareció excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos. Cómo siempre, fue escuchado con bondad pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores. El hombre medio molesto pero ya mucho más sereno se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su bronca. Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo: "Pensándolo mejor veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho".

El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: "Eso es precisamente lo que tenia que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras vos mismo".

Autor: Mamerto Menapace

viernes, 13 de julio de 2007

El noble y el campesino

Lo que damos a los que nos rodean regresa a nosotros...

Su nombre era Fleming y el era un pobre agricultor inglés. Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano, inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano. Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible. El día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor inglés. Un noble inglés, elegantemente vestido se bajo del vehículo y se presento a sí mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.

- Yo quiero recompensarlo -dijo el noble inglés- Usted salvó la vida de mi hijo.

- No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice -respondió el agricultor inglés, rechazando la oferta.

En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.
- ¿Ese es su hijo? -preguntó el noble inglés.

- Sí -respondió el agricultor lleno de orgullo.

- Le voy a proponer un trato, déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación...si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual Ud. podrá sentirse muy orgulloso.
El agricultor aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el agricultor, se graduó en la escuela de Medicina de St. Mary’s Hospital de Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo; el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina.

Algunos años después, el hijo del noble inglés, cayó enfermo de pulmonía.
¿Qué lo salvó? La penicilina.
¿El nombre del noble inglés?: Randolph Churchill.
¿El nombre del hijo?: Sir Winston Churchill.

jueves, 12 de julio de 2007

Abriendo puertas sin miedo

En una tierra en guerra había un rey que causaba espanto: a sus prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una puerta inmensa de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.

En esta sala les hacía formar un círculo y les decía:
- Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta... detrás de esa puerta YO LOS ESTARÉ ESPERANDO...
Todos elegían ser muertos por los arqueros.

Al terminar la guerra un soldado que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano:
- Señor ¿puedo hacerle una pregunta?
- Dime soldado.
- Señor, ¿qué había detrás de la puerta?

El rey contestó:
- Ve y mira tú mismo.

El soldado abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y la luz invadió el ambiente y finalmente, sorprendido descubrió que... La puerta se abría sobre un camino que conducía a la LIBERTAD!!!!

El soldado embelesado miró a su rey, quién le dijo:
- Yo les daba la oportunidad de hacer una ELECCIÓN, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esa puerta!!

¿Cuantas puertas dejamos de abrir por el miedo a arriesgar?
¿Cuantas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?

miércoles, 11 de julio de 2007

La carreta vacía

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
- ¿Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía,... por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.

Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
''Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace''

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Y nadie está más vacío que aquel que está lleno de egoísmo, de un supuesto ''Mi Mismo''.

martes, 10 de julio de 2007

La casa de los espejos

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada.
Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logro meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras se topo con una puerta semiabierta; lentamente se metió en el cuarto.

Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1000 perritos mas observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladro alegremente a uno de ellos. El perrito se quedo sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.
Cuando el perrito salió del cuarto se quedo pensando para sí mismo: "¡Que lugar tan agradable! Voy a venir mas seguido a visitarlo".

Tiempo después, otro perrito callejero entro al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva.

Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio como los 1000 perritos le gruñían. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también a el. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: "¡Que lugar tan horrible es este! Nunca mas volveré a entrar allí".

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: "La casa de los 1000 espejos".

lunes, 9 de julio de 2007

El elefante y la alondra

El elefante y la alondra eran amigos. La alondra le señalaba al elefante los rincones mas sombreados de la selva, y el elefante protegía con su presencia nocturna el nido de la alondra de serpientes voraces y ardillas rapaces.

Un día el elefante le dijo a la alondra que le tenía envidia por poder volar.

¡Cuanto le gustaría remontarse por los aires, ver la tierra desde las alturas, llegar a cualquier sitio en cualquier momento! Pero con su peso... ¡era imposible!

La alondra le dijo que era muy fácil. Se quitó con el pico una pluma de la cola y le dijo:
- Aprieta fuerte esta pluma en la boca, y agita rápidamente las orejas arriba y abajo.

El elefante hizo lo que la alondra le había dicho. Apretó con fuerza la pluma en la boca para que no se le fuese y comenzó a agitar sus grandes orejas arriba y abajo con toda su energía. Poco a poco noto que se levantaba, despegaba, se sostenía en el aire y podía ir donde quisiese por los aires con toda facilidad. Vio la tierra desde las alturas, vio los animales y los hombres, cruzo por lo alto el río profundo que había marcado el límite de su territorio, exploro paisajes desconocidos, y volvió al fin, feliz y contento a aterrizar al sitio donde había dejado a la alondra.

- No sabes cuanto te agradezco esta pluma milagrosa - le dijo.
Y se la guardó cuidadosamente detrás de la oreja para volver a usarla en cuanto quisiera volar otra vez.

La alondra le contestó:
- Oh, esa pluma. La verdad es que no vale nada. Se me iba a caer de todos modos, y era inútil. Pero tenía que darte algo para que creyeras, y se me ocurrió eso. Lo que te hizo volar fue lo bien que agitaste las orejas y las ganas que pusiste en tu empeño.

viernes, 6 de julio de 2007

Grietas del alma

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguatero diciéndole:
- Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.

El aguatero apesadumbrado, le dijo compasivamente:
- Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de si la mitad del agua que debía llevar. El aguatero le dijo entonces:
- ¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el camino de este hermoso jardín. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

jueves, 5 de julio de 2007

Los niños y el hielo

En una tarde nublada y fría, dos niños patinaban sobre un lago helado sin preocupación. De repente, el hielo se rompió y uno de los niños cayó al agua.

El otro niño viendo que su amigo se ahogaba debajo del hielo, corrió a coger una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romperlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: ¿Cómo lo hizo? ¡El hielo era muy grueso!. Era imposible que lo hubiera podido romper, con esa piedra y sus manos pequeñas!

En ese instante apareció un anciano y dijo:
- Yo sé cómo lo hizo...

- ¿Cómo? - Le preguntaron al anciano.

Y él contestó:
- No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer.

miércoles, 4 de julio de 2007

El árbol que no sabía quién era

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales.

Todo era alegría en el jardín; y todos ellos estaban muy satisfechos y felices. Excepto por un solo árbol, profundamente triste.

El pobre tenía un problema: no daba frutos.
- No sé quién soy - se lamentaba.

- Lo que te falta es concentración, - le decía el manzano,- si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves que fácil es?

- No lo escuches, - exigía el rosal.- Es más sencillo tener rosas y ¿Ves que bellas son?

Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir.
No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete a ti mismo como eres. Y para lograr esto, escucha tu voz interior.
Y dicho esto, el búho se fue.

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? - Se preguntaba el árbol desesperado. Y se puso a meditar esos conceptos.

Finalmente, de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior diciéndole:
- Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quién eres. ¡Sé lo que eres! Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces todo el jardín fue completamente feliz, cada quien celebrándose a sí mismo.

martes, 3 de julio de 2007

La nuera y la suegra

Lo que entregues, te será devuelto...

Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Lili y su suegra cada vez discutían más y peleaban.

De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo.

Lili, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre. Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo:
- No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones.

Lili respondió:
- Sí, Sr. Huang, haré todo lo que el señor me pida.
Lili quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.

Pasaron las semanas y cada dos días, Lili servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Lili había controlado su temperamento y casi nunca la aborrecía. En esos meses, no había tenido ni una discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo:
- Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di.

El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza:
- Lili no tienes por qué preocuparte. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y substituido por el amor que pasaste a darle a ella.

En la China existe una regla que dice:
"La persona que ama a los otros, también será amada".

La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos y por eso ten cuidado!!!

lunes, 2 de julio de 2007

El día que trataron de acabar con el amor

Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente con todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.

Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo: “los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien”.

Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.

Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: “Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocare tal discordia y rabia que no lo soportará”. Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados. “Lo siento, lo intente todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante”.

Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder y dijo: “En vista de que El Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará”. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien, efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir adelante renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envío a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró, y pensó, que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al egoísmo, a la Cantaleta, La Indiferencia, la Pobreza, La Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos. De pronto de un rincón del salón se levanto un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: “Yo matare el Amor”, dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: “ve y hazlo”.

Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar por fin EL AMOR HABIA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: “Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado” y sin decir más se marchó.

Espera “dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿¿Quien eres??”

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
SOY LA RUTINA.