jueves, 3 de abril de 2008

La llama del amor

El fuego de una pasión
muy tarde o nunca se apaga,
aunque en el pecho se haga
pedazos el corazón;

porque el alma enamorada
que aparece fría y muerta
se reanima y despierta
al calor de una mirada.

Autor: Teodoro Guerrero